lunes, 26 de noviembre de 2012

Curiosidades y consejos sobre el pastel de boda

No hay celebración nupcial en la que uno de los momentos más esperados no sea en el que hace su aparición el pastel de boda. Clásico u original, de sabores tradicionales o exóticos, con frutas, de chocolate, de varios pisos, helado... cualquier idea puede ser válida, pero lo que está claro es que ninguna pareja de recién casados renuncia a partir y compartir su pastel de boda.


No es muy conocido pero, todo indica que los orígenes del pastel de boda se remontan, nada menos, que a Roma, aunque con una celebración un poco distinta. Allí, sobre la cabeza de la novia se partía una especie de pan que, después, era repartido entre los invitados. Su simbología relacionaba este gesto con la fertilidad.

Desde Inglaterra, y bastantes siglos después, llega la tradición de la superposición de diferentes tartas. Era un pastel de bodas a base de frutas secas y especiadas, bañado con brandy, todo ello para conseguir que una de las tartas pudiese durar, en buenas condiciones, para que la pareja pudiera comerla el día de su primer aniversario.

Lo del gran tamaño del pastel también tiene una explicación, ya que en distintos países de Europa cada invitado llevaba de regalo un pastel al banquete. Los novios iban colocando estos pasteles unos encima de otros y al final los rociaban de azúcar. De aquí habría surgido la tradición del color blanco del pastel de boda y de que su tamaño simboliza lo fastuoso de la celebración y la importancia del enlace.

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